El Espejo

óleo e técnica mista sobre tela

95 x 150 cm.

Dibujar el misterio

Leila Monsegur trabaja desde muy joven en las artes plásticas, a través del óleo, lápiz, tintas y técnicas mixtas. En su obra conviven el detalle de la tinta y la explosión del color, el trazo minucioso del lápiz y la profundidad del óleo.

Su trabajo tiene como base el desnudo femenino. En cada cuadro, en cada desnudo, Monsegur nos brinda la expresividad de ese cuerpo de mujer que danza, que se entrega, que se mira a sí mismo. Hay, pues, un cuerpo de mujer, y hay un rostro y en ese rostro unos ojos… Y allí el misterio. ¿Qué callan esos ojos, que el cuerpo no dice? ¿Qué se esconde en esas miradas ineludibles? Algo sabe Andrómeda, la cazadora de estrellas que los demás ignoramos. Algo ha descubierto Lilith en su propia luz interior. ¿Será acaso el doble que propone El espejo, en el que la mujer se reencuentra con su otro lado en una fusión casi erótica? ¿O es una pertenencia universal y mística, como la que devela El enigma del fuego?

“El trabajo del pintor es bastante solitario”, sostiene Monsegur. El artista necesita ese tiempo para hacerse a un lado, replegarse sobre sí mismo y encontrar su deseo, su mensaje, y el canal para hacerlo llegar a otros. En ese retiro obligado, es donde alcanza una distancia con el mundo que le permite ampliar el campo de la mirada, y comprender. Monsegur comprende y da a entender que ese misterio que reside en las miradas es parte también de su naturaleza de mujer, tanto como de su condición de artista. Que de ese misterio nace la inspiración, como tanta otra pasión inquieta e inquietante que habita lo femenino,  expresando  mucho y haciendo saber que es más aún lo que está por descubrirse.

La obra de Leila Monsegur nos convoca a reconocer el misterio, ya para descifrarlo, ya para convivir con su bella e inquietante inspiración.

Elizabeth Auster

PRENSA Y DIFUSIÓN

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